miércoles, 20 de abril de 2016

La prostitución de ellos: más oculta, menos esclava

Tan oculta está la prostitución masculina que si se pregunta al Ministerio de Igualdad, que impulsa desde su creación trabajos sobre la prostitución, la respuesta es que ellos no tienen nada al respecto, que es un fenómeno muy marginal y, sobre todo, con un factor que, claramente, le diferencia de la prostitución femenina: entre los chaperos (un término que alguno de ellos reivindica con la misma energía con que otros lo rechazan) no suele haber explotación. Desde una perspectiva de género, dicen en el Gobierno, las relaciones que estos establecen con sus clientes masculinos (las clientas son minoría y, además, se dedican a una prostitución de lujo, lejos de cualquier sordidez aparente) son más de igual a igual, sin la violencia -explícita o implícita- que se da muchas veces en las relaciones de los hombres con las prostitutas.

 Mario Blázquez, técnico en salud de Cogam (Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid) define a este grupo como el "más difícil de alcanzar con los programas de atención". "Vienen a por material (condones, lubricantes) porque les es cómodo y gratis, pero no se dejan ayudar. Como yo digo, no se puede llegar a tocarles el alma, a conocerlos", dice Blázquez. Esteso coincide: "A los hombres les cuesta más pedir ayuda". "Es tanto el estigma, que muchos prefieren decir que lo hacen voluntariamente a admitir que están forzados por la necesidad" El asunto de los límites -no solo en la cantidad, sino en las prácticas- es importante, y otra gran diferencia entre hombres, mujeres y transexuales que se dedican a la prostitución. Esteso, de Médicos del Mundo,
cree que los chicos lo tienen más fácil. También los datos de Zaro apuntan a que, igual que la inmensa mayoría afirma que se ha metido en la prostitución voluntariamente, deciden más fácilmente qué hacen y qué no. "Yo no hago bareback [en inglés, sexo a pelo, sin condón]" dicen algunos chicos.

 En el estudio de la Fundación Triángulo, un 97% de los encuestados afirmó que "siempre" usaba preservativo. Sin embargo, según los datos del Centro Sandoval, un dispensario de Madrid que atiende gratuita y anónimamente -lo que lo convierte en uno de los sitios favoritos de inmigrantes o personas en situaciones de exclusión-, la situación es muy diferente. Casi un 20% de los trabajadores del sexo dieron positivo a la prueba del VIH en su primera visita, frente, por ejemplo, a un 0,8% de las mujeres con la misma actividad. Aparte de que no sea verdad que los chicos usan el preservativo con sus clientes tanto como dicen, hay otro factor que puede influir: lo que hacen durante sus relaciones personales, con parejas o amigos. Y ahí parece que gran parte de la prevención se viene abajo.

 Pero ¿de verdad no hay explotación en el mundo de la prostitución maculina? Ninguno se atreve a negarlo tajantemente. "Si la hay, esos chicos no vienen a nuestros servicios", dice Blázquez, de Cogam. Zaro es el más remiso. "En ocho años sólo he visto un caso: un chico latinoamericano que se vino siguiendo a su pareja, y este le obligó a tener relaciones con otros hombres. Yo mismo le acompañé a la comisaría", dice. "Pero eso no quiere decir que no haya más".

Para conocer más, visiten este link: http://elpais.com/diario/2010/09/04/sociedad/1283551201_850215.html

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